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Nicolás Salmerón
Nació en Alhama la Seca y falleció en Pau, Francia. Republicano de cátedra, presidente del poder ejecutivo de la primera República y hombre de profundas convicciones morales y éticas, proyectó las ideas del Krausismo en la política española e intentó encauzar el republicanismo de finales del siglo XIX y principios del XX por la senda del parlamentarismo.
Su inclinación por la política se forjó durante su infancia y juventud en un ambiente familiar y territorial de señalado acento progresista y demócrata.
Tuvo sus primeros contactos con las ideas democráticas en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Almería e inició los estudios de Filosofía y Letras y Derecho en las aulas de la Universidad de Granada. Su traslado a Madrid en 1855 para estudiar tercer curso en la Facultad de Filosofía le llevó directamente a recibir las enseñanzas de Julián Sanz del Río, introductor del Krausismo en España. Terminó la licenciatura de Filosofía y Letras (1858) e ingresó en la Universidad como profesor auxiliar de la Facultad de Filosofía (1860) tras obtener la cátedra de Metafísica de la Facultad de Filosofía y Letras (1866). La enseñanza fue su auténtica vocación y su principal modo de vida.
A pesar de su escasa obra escrita, siempre quiso que se le recordara como filósofo. Se dio a conocer por sus ideas democráticas y su oratoria en las tertulias del café Universal y en los debates del círculo filosófico de la calle Cañizares. Fue redactor del diario La Democracia, al tiempo que participaba activamente en el seno del partido democrático. Su negativa a firmar un escrito de adhesión a la Reina le costó la separación de la cátedra (1867). El filósofo almeriense era un demócrata convencido y su implicación en las conspiraciones contra Isabel II le llevaron a la cárcel.
Los republicanos almerienses lo reclamaron para presentar su candidatura a diputado para las Cortes Constituyentes por la circunscripción de Almería en enero de 1869, en competencia con su hermano Francisco, monárquico gubernamental. Su derrota electoral le impidió participar de una manera directa en los trabajo de elaboración de la Constitución de 1869 y entró a formar parte de las Cortes, como diputado por Badajoz, diéndose a conocer como brillante parlamentario en la defensa de la legalidad de la Asociación Internacional de Trabajadores. La proclamación de la República (11-11-1873) elevó a los hermanos Salmerón al Consejo de Ministros bajo la presidencia de Estanislao Figueras. Nicolás fue elegido ministro de Justicia y Francisco, ministro de Ultramar.
Ocupó la Presidencia del poder ejecutivo de la República durante 50 días (18-VII a 6-IX-1873), tratando de fortalecer la autoridad y gobernar con temple conciliador entre reformistas y federalistas. No lo tuvo fácil, dimitió de la jefatura del Estado por no firmar la pena de muerte. Aquella República de 1874 acabó con el pronunciamiento del general Martínez Campos y la restauración de la monarquía borbónica en la figura del príncipe Alfonso.
Los primeros años de la Restauración fueron de persecución y exilio para Salmerón que se sostuvo gracias a la apertura de un bufete de abogados. Volvió del exilio a finales de 1884 y se acomodó en el Partido Republicano Progresista, elegido diputado a Cortes por el distrito barcelonés de Gracia en 1892 y desde entonces su vida política y parlamentaria estuvo vinculada a Cataluña.
El final de su trayectoria política estuvo vinculado al proyecto de Solidaridad Catalana, a la lucha anticaciquil y al proceso de democratización y modernización de la sociedad española. Moría en Pau el 20 de septiembre de 1908 y fue un “político honrado y austero”.
En Almería existen bastantes referencias al político y filósofo, como el parque Nicolás Salmerón y la estatua instalada en la Puerta Purchena de la capital.