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Obispo Orberá
El "Obispo Orberá" (José María Orberá y Carrión) fue el segundo de los siete hijos del matrimonio formado por Ignacio Orberá y Palomar y María Carrión y Llorens. Aprendió de su padre el oficio de zapatero y como tal trabajó algunos años en el taller familiar.
De 1837 a 1841 estudió Latín y Humanidades en el Real colegio de los Escolapios y después continuó su formación en la Universidad de Valencia obteniendo el título de bachiller. Decidida su vocación sacerdotal, en 1844 ingresa en el Seminario Central de Valencia para estudiar Teología.
En 1850 se ordena en Cuenca, donde regenta algunas cátedras en su Seminario y otros cargos eclesiásticos. Posteriormente alcanza el título de licenciado en Teología en el Seminario Central (Universidad Eclesiástica) de Valencia, los títulos de bachiller y licenciado en Derecho Civil y Canónico y más tarde, cursó estudios de Administración, Paleografía y los primeros cursos de la Escuela Diplomática. En 1860 obtuvo el título de archivero y, como tal, fue auxiliar de biblioteca en la Real Academia de la Historia.
Santiago de Cuba marcará su vida. La reina nombró a Orberá capellán de honor en 1862, embarcando en Cádiz con el arzobispo de Santiago de Cuba. Orberá posteriormente presentó su currículum solicitando la canonjía doctoral vacante en la Catedral de Santiago de Cuba, que le fue concedida (7-1868). Cuando fallece el Obispo, fue elegido por unanimidad vicario capitular. Se quedó con Ciriaco Sancha y entonces vivirán unidos todas las dificultades de aquel gobierno inesperado para Orberá. Su mandato va encontrar dificultades impensables. La crisis gubernamental en la Península ibérica era la mayor conocida, provocando una gran inestabilidad: caída de Isabel II, un gobierno liberal y una breve Primera República.
El problema más grave fue el nombramiento por el Gobierno español del masón Pedro Llorente y Miguel como obispo de Santiago, sin la intervención de la Santa Sede. Éste, a toda costa, quiso hacerse con la administración de aquella Iglesia. Orberá, cumpliendo con su deber, se negó en rotundo a darle posesión y entregarle los sellos. Estuvo preso tres veces. En Cuba había sido condenado al destierro y Sancha, a pago de costas y a sujeción a vigilancia en razón a la pastoral escrita por el vicario capitular, su desobediencia a la autoridad civil por no entregar el mando. En Julio de 1874 fueron absueltos de todas las condenas y devolución de las fianzas depositadas.
De vuelta a la península, en Valencia le cogió el pronunciamiento del general Martínez Campos, por el que volvería a España el Rey Alfonso XII, a quien pudo saludar (12-1-1875). Allí también conoció a Santa Soledad Torres Acosta, fundadora de las religiosas Siervas de los enfermos, y así, al regresar a Santiago de Cuba, pudo llevarlas con él para alentar su fundación.
Por fin, el 11 de Junio, a propuesta del consejo de Ministros, Alfonso XII deja sin efecto el nombramiento de Llorente. Curisosamente, el 13 de mayo, él mismo firmaba la propuesta de José Mª Orberá y Carrión para obispo de Santander y, nuevamente el 23 del mismo mes, lo proponía para Almería ¿Por qué este cambio? El propuesto para Almería no quiso venir y le dieron el cambio a Santander.
Orberá fue consagrado en San Isidro en Madrid ( 12-3-1876) por el cardenal primado y arzobispo de Toledo, Juan de la Cruz Ignacio Moreno y Maísonave.
Entró solemnemente en Almería el 6 de abril de 1875. Inmediatamente, inicia la visita pastoral para conocer la diócesis y poder informar a la Santa Sede en la Visita ad Límina, que realiza a partir del 4 de junio de 1877, aprovechando la romería que se organiza en España con ocasión de las bodas de oro de la consagración episcopal de Pío IX.
Trajo un gran equipo de sacerdotes valencianos de primerísima categoría, que le ayudaron en sus distintas empresas. Levantó el convento de San Blas de las Siervas de María, logró la reorganizara el monasterio de las Puras trayendo religiosas de otros monasterios y a las Claras las llevó a San Antón, ayudándoles a rehacer su vida monasterial.
Entró solemnemente en Almería el 6 de abril de 1875. Inmediatamente, inicia la visita pastoral para conocer la diócesis y poder informar a la Santa Sede en la Visita ad Límina, que realiza a partir del 4 de junio de 1877, aprovechando la romería que se organiza en España con ocasión de las bodas de oro de la consagración episcopal de Pío IX.
Impresionó muchísimo a Orberá el estado de abandono de Almería. Habían destruido las murallas de la ciudad. Desde la parroquia de San Sebastián muchos vivían en chozas, andando por aquellos lugares los niños y las niñas desnudos por la gran miseria. Por eso, el obispo se deshace en atender a la educación de los niños. Levanta el grandioso el Colegio de la Compañía de María con enseñanza para ricos y pobres, según el estilo de la época. Crea las Escuelas Dominicales. Se preocupa de que las hermanitas de los ancianos desamparados funden en Almería para atender a los pobre ancianos. Todo le pareció poco para levantar la formación, cultura y beneficencia de la ciudad, incluso de la Diócesis.
Las siervas de María colaboraron con él muchísimo en Almería, sobre todo cuando la gran epidemia del cólera. Cuando todos huyeron, quedó el Obispo con los Sacerdotes y las Religiosas haciendo de todo, incluso enterrar los muertos.
El 1855, Alfonso XII le concedió la cruz de Isabel la Católica en reconocimiento a su labor. El Papa León XIII le nombraba asistente al solio pontificio. Fue héroe de la caridad. Habría que mencionar también su impulso a a devoción del Corpus y compra de la custodia procesional. La muerte le cogió de improviso en el noviciado de las siervas de los enfermos. Está enterrado en el colegio de la Compañía de María por el levantado. La ciudad le dedicó la Rambla donde está el colegio.