Arquitectos Ilustres

Arquitectos Ilustres

Nos encontramos en la Plaza Juan Cassinello o también conocida como Plaza del Educador por la estatua de 1969 que se erigió como homenaje a los maestros y presidida por el Edificio Banesto de 1906. Esta plaza también es conocida popularmente como “plaza de la leche”, nombre que recibe porque antes de inaugurarse la estatua, fue cubierta por una sábana y los almerienses se preguntaban ¿Qué leche es eso? , algo que se quedó en la cultura colectiva.

Son muchos los arquitectos que han participado en el proceso de evolución de El Paseo de Almería, y a continuación hablaremos de los 3 principales artífices de la historia de esta importante zona de la ciudad.

Bibliografía:

Ginés Valera

Los arquitectos del Paseo Burgués

Enrique López Rull. Almería 1846 – 1928

Hijo de Pedro y Concepción, nació en una respetada familia de la burguesía decimonónica. Viudo de Dolores Arnés Terriza, falleció (21-VIII- 1928) en su domicilio del Boulevard del Príncipe, nº 61, sin dejar descendencia.

Acabados sus estudios superiores en Madrid, obtuvo la plaza de arquitecto -vacante tras causar baja José Mª Baldó- en la Diputación Provincial de Almería, desde donde desplegó una intensa actividad hasta el final de sus días. Siendo un venerable anciano de 81 años aún firmaba (1927) el expediente de un inmueble adquirido por Diputación en la calle Navarro Rodrigo, obra de Trinidad Cuartara. E incluso, tal como informaba a su muerte La Crónica Meridional y La Independencia, supervisaba las obras de construcción de la Escuela de Artes y Oficios Aplicados (Instituto Celia Viñas).

Vocal nato en la primera Junta de Obras del Puerto, constituida en 1878 y presidida por Fernando Roda González. En sociedad con su hermano Guillermo, comandante de Ingenieros del Ejército, adquirió La Constancia, primera fábrica de electricidad que ofreció tal servicio público en la capital. Igualmente, gestionó la traída del agua potable y su red de distribución -proyectada en 1871.

Estatua de la Caridad de López Rull

Por ausencia, baja temporal o enfermedad del arquitecto titular del Ayuntamiento, ejerció interinamente responsabilidades municipales. En distintas fechas lo veremos diseñando mobiliario urbano (kiosco de venta de flores) y el basamento pétreo de La Caridad, estatua recordatorio de la trágica riada de septiembre de 1891 que sufrió Almería; o bien dando traza artística al primitivo monumento de Los Coloraos en honor a los mártires de la libertad fusilados en agosto de 1824; pingurucho alzado (1871) en la confluencia de la Puerta de Purchena con el Paseo del Príncipe: coronado por un ángel alado, antecedente de los pinchos solares de Cuartara.

En opinión de Emilio Villanueva Muñoz, profesor e historiador del Arte, Cuartara Cassinello y López Rull aportarán “las nuevas ideas arquitectónicas difundidas por la Escuela de Arquitectos, barriendo los últimos residuos del Neoclasicismo en crisis desde quince años atrás”; pudiendo apreciarse en la obra de López Rull “cierta pureza clasicista en los elementos ornamentales y gusto por el formato enérgico y rotundo, de considerable resalto, sobre todo en los coronamientos de los vanos, de las fachadas, etc. Con él se extiende el mirador de Almería, tanto como estructura metálica superpuesta al balcón como incluyendo una mayor carga arquitectónica…“.

Un decreto del Ministerio de Gracia y Justicia (1861) dictó “las reglas que han de observarse en la formalización de expedientes de reparación de templos. Tras la llegada de José María Orberá y Carrión (1876-1886), López Rull se ocuparía de la arquitectura diocesana, tanto en la provincia como en la capital.

De entre los espacios públicos dedicados a espectáculos y ocio destaca el proyecto y dirección del que, quizás, sea uno de sus logros más inteligentemente resuelto y rotundo: el armonioso conjunto del Círculo Mercantil e Industrial y Teatro Cervantes, inaugurado en 1921.

López Rull simultaneó  su dedicación al Obispado y Diputación con el ejercicio privado de la arquitectura. Por ello, desde su estudio del Boulevard del Príncipe, atendió encargos de la burguesía dominante de inmuebles confortables y lujosos; o bien de casas destinadas a obreros de las denominadas de “puerta y ventana”: casa-palacete de Emilio Pérez (posterior Casino Cultural y actual Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía); viviendas particulares en las calles de Granada, Paseo de San Luis, Paseo del Príncipe, Villaespesa (frente al Teatro Cervantes), Puerta de Purchena (edificio del Río de la Plata) y el sólido edificio de La Peña; barrios de La Misericordia y La Caridad, etc.

Arquitecto ilustre y artífice -junto a su coetáneo Cuartara Cassinello- de buena parte de las edificaciones notables que aún pueden admirarse en el paisaje urbano almeriense, buena parte de los éxitos profesionales citados están catalogados y protegidos, en diversos grados, por la normativa legal urbanístico/ municipal; o considerados Bien de Interés Cultural dada su calidad artística y belleza ornamental, fuerte carga simbólica y el ser referencia obligada de la arquitectura practicada en Almería a caballo entre los siglos XIX y XX.

Bibliografía:

Extractos del texto de Antonio Sevillano Miralles.

Trinidad Cuartara Cassinello. Almería 1.847 – 1.912

Hijo de emigrantes italianos llegados a Almería a comienzos del siglo XIX.  Tras realizar los estudios de segunda enseñanza como alumno destacado en el recién inaugurado Instituto de Almería, marcha en 1864 a Madrid para prepararse las oposiciones de ingreso en la Escuela de Arquitectura, obteniendo el título en 1871. En 1872 obtiene la plaza de arquitecto municipal, labor que desarrollará durante 40 años hasta su muerte, compatibilizándolo con el ejercicio libre de la profesión. Falleció en su casa de la C/ Conde Ofalia, 22, tras un cruel y penoso cáncer.

Su labor en la segunda mitad del siglo XIX va ligada a la renovación y expansión de la trama urbana almeriense tras el derribo de las murallas medievales y al diseño de unas propuestas edificatorias que se concretarán en tipologías de viviendas para la burguesía y la clase obrera. Ese doble carácter de urbanista y arquitecto hace que podamos hablar de definidor-constructor de la Almería de finales del XIX, entregando esa batuta a Guillermo Langle como arquitecto municipal en 1925, para definir la Almería del siglo XX. Su actividad profesional se identificó plenamente con Almería, pues apenas trabajó fuera, salvo algunos proyectos no realizados, como la conclusión del Palacio de Carlos V de La Alhambra de Granada, la Casa Consistorial de Córdoba o el Casino de Madrid.

Su actividad urbanística se enmarca en la transición de la ciudad medieval y de la necesidad de adaptar la trama urbana a una ciudad más rica y moderna. Ello se reflejará en sus planes de ensanche, una ampliación coherente y organizada de la ciudad en una trama ortogonal durante la segunda mitad del XIX. La ciudad proyectada por Trinidad Cuartara amplía su trama hasta la Rambla a levante y el Paseo de la Caridad al Norte, alcanzando unos límites que prácticamente no se sobrepasaron hasta mediados del siglo XX.

Fotografía. Taller Agencia

Entre los proyectos más sobresalientes podemos destacar la ampliación del Paseo desde la actual C/ Rueda López hasta la confluencia con la rambla del Obispo (1874), completada posteriormente con la Plaza Circular y la Avda. Reina Regente; la ampliación a levante con el espacio comprendido entre la C/ Obispo Orberá y la Rambla, conocido como paraje de las Huertas, trazando un plano de alineación que comprendía la apertura de las calles Terriza, San Leonardo, Alcalde Muñoz, González Garbín y Juan Lirola; la urbanización de la huerta de Santa Rita y zonas adyacentes (1882); la comunicación de la ciudad con la estación de ferrocarril a partir de la actual Avda. de la Estación; y la ampliación por el Sur con la reforma del Paseo de San Luis y el Malecón (1890), introduciendo la amplia escalinata del final de la C/ La Reina, y la apertura de las nuevas calles de la Trinidad, Álvarez de Castro y Martínez Campos, cortadas por la antigua calle de Pescadores al Sur, antes de la urbanización del actual parque de Nicolás Salmerón.

Pero, además, diseña unos ensanches obreros que expanden la ciudad con nuevas viviendas para las clases populares con tipología de puerta y ventana, utilizando de nuevo la trama ortogonal.

También desarrollará abundantes planes de reforma interior, consistentes esencialmente en alineaciones y remodelaciones del viario para mejorar el saneamiento o la comunicación entre las diferentes partes de la ciudad o simplemente conseguir mejores condiciones estéticas en el paisaje urbano.

A nivel arquitectónico recogerá la tradición de la vivienda burguesa almeriense. Si ésta presentaba durante la primera mitad del siglo el modelo tradicional de casa unifamiliar de dos plantas con cubierta plana, organización en torno a un patio cubierto y fachada de diseño neoclásico gracias a las cornisas guardapolvos y la regularidad en la distribución de los huecos, ahora Trinidad Cuartara le aporta una inspiración más ecléctica, donde el clasicismo se complementa con un lenguaje decorativo más complejo y recargado, que abandona las rígidas dependencias de las reglas de composición. Es el caso de la vivienda de Francisco Jover y Tovar en la C/ Infanta (1894), hoy convertido en Archivo Histórico Provincial, o la casa-palacio de Juan Lirola en la C/ Navarro Rodrigo esquina a Reyes Católicos (1884), donde resuelve la esquina con un espectacular mirador, que se convertirá en solución habitual de la arquitectura burguesa. El ejemplo más espectacular es la casa Rapallo-Campos o de las Mariposas (1907), en plena Puerta de Purchena.

Fuente. Amigosdelaalcazaba.org

Otro interesante ejemplo es la casa de los Rodríguez, actual edificio Banesto en el Paseo de Almería (1906), donde el lenguaje neorrenacentista del clasicismo francés se refleja en la rotonda semicircular hacia la Plaza del Educador y toda la diversidad decorativa de las guirnaldas, cartelas, cariátides o angelotes que inundan las fachadas.

Pero su actividad arquitectónica no se reduce a una amplia variedad de viviendas, sino también a haber levantado equipamientos públicos que constituyen una parte fundamental del patrimonio arquitectónico almeriense. La primera gran obra será la conclusión de la fachada y el ingreso de la Casa Consistorial en la Plaza Vieja (1892-1909) con un diseño historicista y monumental, que reflejara el poder municipal. La importancia del edificio se manifiesta en los grandes arcos de medio punto de los soportales, los cinco grandes balcones en relación con las dependencias más representativas (salón de planos, despacho del alcalde) o la gigantesca balaustrada de remate, con la torre y el reloj marcando la vida de la ciudad.

Fuente. Todocoleccion.net

También destacará el Mercado Central (1892), magnífico ejemplo de la arquitectura del hierro; la Plaza de Toros (1887), levantada en colaboración con Enrique López Rull dentro de los cánones del habitual neomudéjar, pero que no renuncia a una organización clasicista; el Palacio Episcopal (1894), en la Plaza de la Catedral; el Teatro Apolo (1881); la remodelación de la fachada sur de la actual Escuela de Arte (1889); y especialmente, el entrañable Pingurucho de los Coloraos, instalado en la Plaza Vieja tras el traslado desde la Puerta de Purchena (1899).

Extracto del texto de Ruiz García, Alfonso

Guillermo Langle Rubio. Almería 1.895 – 1.981

Hijo del eminente abogado, poeta y político republicano Plácido Langle Moya, quien le transmite una profunda formación liberal y un espíritu de trabajo. Su infancia y juventud transcurre en el entorno de la plaza de San Pedro, centro social y cultural de la burguesía almeriense antes de su desplazamiento al Paseo, y en el recuerdo del cortijo familiar de Huércal.

Fuente. Diputación de Almería

Desde joven siente vocación por la pintura e ingresa en la Escuela de Arte. Pero su madre, Concha Rubio, desea que estudie para arquitecto, continuando así la brillante saga de sus hermanos: Emilio (futuro catedrático de Derecho Administrativo), Plácido (abogado) y Antonio (médico).

Marcha a Madrid (1913) para preparar el examen de ingreso en la Escuela de Arquitectura y conoce a buena parte de la intelectualidad española integrante de la llamada Edad de Plata de la cultura: Jacinto Benavente, Ortega y Gasset, Valle Inclán, Pío Baroja, Ramón Carande… En 1915 comienza propiamente sus estudios de arquitectura, con un amplio abanico de profesores que representan la continuidad del historicismo novecentista y los inicios de la vanguardia arquitectónica. Su promoción de 1921 es especialmente brillante que pertenece a la llamada primera generación del Movimiento Moderno o Generación de 1925, protagonista de la vanguardia arquitectónica española.

Vuelve a Almería a finales de 1923 y se encerrará para siempre en nuestra ciudad, apenas viajando fuera y no proyectando más allá del ámbito local. La relación con la vanguardia arquitectónica será a través de las cartas con compañeros de la profesión, la suscripción a la revista Arquitectura y una mente privilegiada a la hora de encontrar los caminos de la arquitectura española en cada coyuntura histórica concreta. Nuestro arquitecto será símbolo de la evolución arquitectónica almeriense durante el siglo XX, especialmente desde su nombramiento como arquitecto municipal en 1925, hasta 1965.

Las etapas más significativas de su producción pueden sintetizarse en:

1. Dictadura primorriverista. Es el momento de desarrollo de una arquitectura nacionalista con lenguaje historicista y académico en relación con la representatividad de la burguesía almeriense para levantar, especialmente, sus bloques de viviendas plurifamiliares. Se manifestará en un monumentalismo neobarroco, con órdenes gigantes, placas recortadas, juego de texturas, florones, arcos mixtilíneos, “horror vacui”…, pero, además, manteniendo elementos típicos de las viviendas plurifamiliares de principios de siglo diseñadas por Trinidad Cuartara y Enrique López Rull, como continuidad de la vivienda burguesa estructurada desde mediados del siglo XIX.

Su primer proyecto será el bloque de viviendas para Facundo Sebastián Roche, en la plaza Flores (1924) o la vivienda C/ Regocijos esquina a Puerta de Purchena (1925) pareja a la de López Rull. Una variante descontextualizada es la Casa Montoya, en la Plaza Circular (1928), pero donde muestra sus posibilidades de resolver cualquier encargo con coherencia.

Fotografía. Taller Agencia
Fotografía. Taller Agencia

2. Segunda República. Representa el momento clave del giro arquitectónico del Movimiento Moderno y la sustitución del decorativismo tradicional por la arquitectura racionalista. La característica básica del racionalismo langliano es la continuidad con los prototipos de vivienda obrera y burguesa almeriense del siglo XIX, pero abandonando el decorativismo en fachada y reorganizando totalmente el interior para mejorar la habitabilidad y salubridad.

Aquí también se incluye la realización de los refugios antiaéreos de la ciudad.

3. Difícil posguerra. Es la etapa de auténtica tradición y modernidad en la arquitectura almeriense. Salvo algunos proyectos de carácter áulico y representativo (arquitectura oficial), la actividad cotidiana de la arquitectura almeriense del momento está basada en la supervivencia y continuidad del racionalismo de época republicana junto a la impronta historicista. La obra singular que marca el inicio del nuevo período histórico es el proyecto de noviembre de 1939 de una serie de quioscos para cubrir y adornar las entradas a los refugios construidos desde febrero de 1937 como defensa pasiva de la población civil frente a los bombardeos nacionalistas.

Quizás la obra excepcional de la etapa sea el magno proyecto arquitectónico–urbanístico de la barriada de Ciudad Jardín (1940), cuyo objetivo era urbanizar la costa más allá de la zona industrial de las Almadrabillas, y también era una opción política frente al gravísimo déficit de viviendas (18.000 almerienses o 1/3 del total viviendo en cuevas).

Fuente. Museo de Almería

En el apartado de la arquitectura oficial franquista diseñará la Cruz de los Caídos (1939) en la C/ Marín con vuelta a la Plaza Vieja y el antiguo Sanatorio del “18 de Julio”, junto a la rambla, proyecto conjunto con Antonio Góngora. También es interesante su ampliación de la Escuela de Arte (1954), donde se muestra respetuoso con el proyecto previo.

A nivel de arquitectura doméstica muestra una clara dualidad estética del tradicionalismo historicista junto a elementos racionalistas. El racionalismo de la obra langliana se aprecia más claramente en la casa de Carlos Vicente (1939), desaparecida, o el grupo de viviendas para Ramón Mendoza en la Avda. de la Estación 34 y 36 (1942), mientras que una variante neohistoricista de sabor neobarroco, enlazando con sus proyectos de los años 20, es la vivienda para Diego Rodríguez en la Plaza Santa Rita (1950).

4. Década de los 50. Retorno racionalista marcado por una obra maestra: la Estación de Autobuses (1952), como único edificio almeriense incluido entre las 20 obras maestras de la arquitectura andaluza del Movimiento Moderno (registro DOCOMOMO). El objetivo era acabar con las incomodidades y problemas de tráfico, derivados de la existencia de paradas dispersas en el interior de la ciudad. Aquí encontraremos claramente el sentido de la funcionalidad y racionalidad arquitectónica puestos al servicio de una obra pública: ventana continua, estandarización de vanos, marquesina volada de acceso, pilotes, juego de volúmenes, huecos de luces recorriendo el cuerpo de escaleras, ausencia de decoración.

Fuente. Turismoalmeria.org

Otras obras menores del momento son la derribada vivienda de Francisca de Pérez en C/ Alcalde Muñoz (1950); la ampliación de vivienda para Nicolás Mendoza, esquina Reyes Católicos en C/ Rueda López (1953); o el grupo escolar en la C/ Socorro, junto a la rambla de la Chanca (1963). El broche será una sencilla pero magnífica obra: el quiosco de música en la actual Plaza del Educador, en el Paseo de Almería (1959), una marquesina volada soportada por seis pilares de hormigón armado y dos contrafuertes cerrando la dinámica construcción Lamentablemente fue demolido en 1968 con la remodelación de esta plaza y el derribo del antiguo edificio de Correos.

Guillermo Langle tuvo la suerte de no participar en el lamentable proceso del “desarrollismo de los 60”, momento de crisis de la ciudad horizontal con la adopción de la tipología edificatoria de “bloque de pisos”, la ruina de su amada Almería. Se jubila en 1965, dedicándose a sus aficiones de la pintura, la música clásica y la lectura continua e inagotable hasta su muerte en 1981.

Extracto del texto de Alfonso Ruiz García