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El Auditorio Municipal Maestro Padilla abrió sus puertas ayer a una obra que nace con el espíritu de conseguir la canonización del héroe que dio su vida por los demás en los atentados de Londres en 2017

Nació en Ferrol el 25 de mayo de 1978 y falleció en Londres a manos de la sinrazón del terrorismo el 3 de junio de 201. Recordado como ‘el héroe del monopatín, Ignacio Echeverría fue un empleado de banca español en el país británico, conocido por enfrentarse, con su monopatín como única arma, a un comando terrorista en el atentado de Londres de junio de 2017. Su ejemplo heroico de dar la vida por salvar a personas que no conocía, nacido de una profunda vivencia cristiana, conmovió al mundo entero. Obtuvo los más altos reconocimientos de las autoridades civiles y sirve de inspiración a jóvenes de todo el mundo.

El musical ‘Skate Hero’, que ayer se representó en las tablas del Auditorio Municipal Maestro Padilla en el marco de la programación del ‘otoño cultural’ puesto en marcha por el Área de Cultura, Tradiciones y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Almería persigue dar a conocer su obra y su mensaje en el inicio del proceso de solicitud de canonización. Una iniciativa  educativa promovida por la asociación Ven y Verás Educación y el Movimiento de Santa María, apoyada por los Cruzados de Santa María y, en Almería, de la mano de la Hermandad del Resucitado.

Una cita que ayer contó con la presencia de los propios padres de Ignacio, Joaquín Echeverría y Ana María Miralles de Imperial, que salieron al escenario al término del musical para recibir el cariño y el abrazo fraternal de todos los presentes en el Auditorio.

La dirección del musical, gestación en la que han tenido mucho que ver el grupo de jóvenes que forma parte del elenco, corre a cargo de Javier Segura, que ha realizado la adaptación del guión del libro de Joaquín Echeverría junto a Víctor Fletes, David García y Pedro Castrillo. La representación contó con 30 personas, entre músicos, coros e intérpretes, con arreglos musicales del pianista y compositor Miguel Ángel Gómez González-Vallés. La escenografía también incluyó la proyección de dos vídeos durante la representación, patinando en Londres y noticias del atentado.

Aquel día, un grupo de tres terroristas condujo por la acera del puente de Londres, atropellando a los viandantes y, acto seguido, los tres atacantes se bajaron del vehículo para apuñalar a numerosas personas, asesinando al menos a siete de ellas, encontrándose Ignacio entre ellas. Perdió su vida tras acudir en defensa de una mujer que estaba siendo atacada por los terroristas, a los que hizo frente con su monopatín, muriendo tras ser apuñalado, pero consiguiendo salvar quién sabe cuántas vidas con su heroica acción.

Por este acto de generosidad y valentía fue condecorado a título póstumo con la George Medal, distinción que otorga la reina Isabel II por actos de gran valentía; recibiendo en España multitud de homenajes y distinciones, destacando entre ellas la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.

Un mes después de que Ignacio muriera, el Papa Francisco introdujo una nueva posibilidad para canonizar a un miembro de la Iglesia: “La del ofrecimiento de la propia vida de aquellos que impulsados por el amor aceptan libre y voluntariamente una muerte cierta y en breve plazo”. El ofrecimiento de la propia vida se unía así a otras tres causas ya existentes. Cinco años después de su muerte, se abrió el proceso de canonización de Ignacio.

Su proceso de santificación significaría que la Iglesia, en palabras de su padre Joaquín, “pondría de modelo a un hombre corriente, que vivía integrado en la sociedad, que tuvo una vida decente y una muerte singularmente generosa”, como católico que ofreció la propia vida por el bien de otros.